Meditación y cáncer
- Luis Cancel
- hace 4 días
- 2 Min. de lectura
En medio de diagnósticos, tratamientos y hospitales, pocas veces se habla del poder de lo simple: respirar, detenerse y escuchar el momento presente. La meditación no cura el cáncer, pero puede ayudar profundamente a quienes lo enfrentan.
¿Qué es la meditación?
Es una práctica milenaria que entrena la mente para enfocarse en el presente. Puede hacerse en silencio, con respiraciones conscientes, repitiendo mantras o guiada por audio. En pacientes con cáncer, no se trata de vaciar la mente, sino de calmarla.
¿Qué beneficios tiene para pacientes con cáncer?
Estudios han mostrado que la meditación puede:
Reducir la ansiedad, depresión e insomnio
Disminuir la percepción del dolor
Mejorar la tolerancia a los tratamientos
Fortalecer la conexión cuerpo-mente
Bajar niveles de cortisol (la hormona del estrés)
Incluso se ha observado que los pacientes que meditan regularmente reportan una mejor calidad de vida, mayor claridad mental y menos sensación de fatiga.
¿Cuándo y cómo empezar?
No necesitas ser experto. Basta con 5 a 10 minutos al día, sentado en un lugar tranquilo, enfocándote en tu respiración. Puedes usar apps como Insight Timer, Headspace o Calm, o simplemente cerrar los ojos y contar tu respiración.
No se trata de dejar de pensar, sino de observar los pensamientos sin engancharse con ellos.
Puedes meditar antes de una consulta médica, durante una quimioterapia o al terminar el día. Muchos pacientes dicen que es un refugio silencioso donde recuperan el control que la enfermedad les ha quitado.
Conclusión
La meditación no reemplaza el tratamiento médico, pero sí puede ser una medicina emocional. En medio de la incertidumbre, te ofrece algo muy valioso: un momento de paz interna.
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